sábado, 28 de noviembre de 2020

           La Dieta Margariteña: DIETMAR (1/2)                  

            La DIETMAR  es la confluencia de una serie de elementos gastronómicos, ideosincráticos y, en general, de índole cultural que han venido echaron raíces en las geografías insulares de Margarita, Coche y Cubagua, a lo largo de más de 500 años de arraigos y mestizajes diversos. Sus cimientos pueden explorarse a partir de tres grandes excavaciones: a)La tradición originaria guaiquerí más ancestral fundida con la de índole popular-comunitario, a partir del mestizaje que comienza con la ocupación de Cubagua por los bancos de perlas que allí descubrieran los acompañantes del tercer viaje de Colón, bajo el liderazgo de Giacomo Castiglione, alias Santiago Castellón;  b)El legado español-mediterráneo que dejaron los conquistadores, a partir del momento en que S.Castellón funda “Nueva Cádiz”, poco antes de 1500 y, sobre todo, después del terrible terremoto y tsunami de 1541, cuando se expande la mudanza hacia Margarita y se profundiza el mestizaje con los ocupantes originarios de la mayor de las tres islas que hoy conforman el Estado Nueva Esparta; c)El tercer elemento resume el aporte de diversas vertientes que incorporan sus aguas a las dos anteriores. Resaltan, en este tercer yacimiento, , los aportes vinculados a la emigración europea y medio-oriental de las postguerras, a partir del segundo cuarto del siglo XX pero, sobre todo, los que se producen desde el sismo económico y cultural que se dio en la isla a comienzo de los años 70, cuando arranca definitivamente el nuevo régimen aduanero conocido como la “Zona Franca”.

            En esta primera entrega, nos detendremos en algunas precisiones sobre el carácter y significado de esos tres grandes fuentes nutricias de la Dieta Margariteña, para luego abordar y publicar, en  nuestro blog y sitio web, la segunda parte con los componentes más específicos, -de tipo gastronómicos, ideosincraticos, ciivilizatorios, etc-. de la DIETMAR. Veamos, por separado, cada una de las tres vertientes, en el mismo orden en que fueron anunciadas:

            a)Cuando hablamos de la tradición originaria guaiquerí y su fusión con “lo popular-comunitario” que se desarrolla a partir del mestizaje, nos referimos a esas otras perlas que se fraguaron en las conchas de la insularidad margariteña-coche-cubaguense, a lo largo de los siglos, desde cuando los ancestros originarios sembraron sus raíces en estas tierras, soportando huracanes y sequías y el eventual acoso e intentos de invasión, incluso, de otras etnias caribeñas con mayor vocación conquistadora, como fueron los caribes –kariña: solo nosotros somos gente-, provenientes de sur del subcontinente y de otras islas caribeñas. La invasión y asentamiento definitivo de los españoles en la mayor y más fértil de las tres islas, a lo largo del siglo XVI y XVII, siempre tendrá diversas lecturas, dependiendo de la óptica con la que se miren estos procesos “civilizatorios” y de conquista de unos pueblos por otros que, en las distintas coordenadas de tiempo y espacio, marcan la historia de la humanidad. En el último 12 de octubre de la presente década pronto a fenecer, se dio una interesante polémica en el país, a propósito del comentario hecho por personeros gubernamentales, sobre el nombre de una emblemática autopista caraqueña. Casualmente, el Francisco Fajardo centro de la polémica, ha sido, históricamente, uno de los estandartes más emblemáticos de ese mágico mestizaje que tuvo lugar desde aquellos remotos tiempos, cuando los invasores españoles comenzaron a fundir sus genes –a empreñar-, a las irresistibles y hermosas indígenas que poblaban estas comarcas. Es lo mismo que ha sucedido en todo el globo terráqueo desde las lejanías asiáticas hasta las cercanías ibéricas, pasando por los inter-medios del Cercano y Lejano Oriente. Lo mismo que sucedió siglos atrás en los subcontinentes de nuestra América: en el sur, donde los portugueses ocuparon y colonizaron con lusitanos y numerosos esclavos africanos, el mayor de los territorios, a pesar del predominio español en el resto del subcontinente y que buena parte de las islas caribeñas terminaron colonizadas por los reinos de Inglaterra y Francia. En cualquiera de los casos del planeta Tierra que se examinen, encontraremos la misma imposición/fusión de genes y culturas, la mayoría de las veces a sangre y fuego. De allí que hoy se puede afirmar, sin ningún género de dudas, que a los indígenas en territorio venezolano y margariteño, si no los hubiese colonizado el Reino de Castilla, lo habría hecho cualquier otro. Lo importante hoy en día es que a los herederos de ese mestizaje nos toca extraer de ese irremediable legado lo mejor de lo mejor y proyectarlo al futuro, como lo han hecho, seguramente, los europeos invadidos por los “bárbaros” y por los “moros”(invasores postrománicos a la península ibérica); o como lo han tenido que hacer los norteamericanos de USA y Canadá, luego de que colonos ingleses y franceses ocuparan los originarios territorios indígenas de ese subcontinente. ¿Cuál fue el legado guaiquerí que sobrevivió y se fundió con el mestizaje que surge a partir de 1541, hasta el primer cuarto del siglo XX, cuando las corporaciones petroleras aún no había empezado a estampar su sello en estas tierras, ni las oleadas migratorias del Medio Oriente y Europa comenzaron a llegar a la isla? Esa es la gran pregunta que debemos proponernos responder, para darle cuerpo histórico y conceptual a este primer fundamento de la DIETMAR.

            bILo que aquí llamamos, en forma más específica, el legado español-mediterráneo, sería muy difícil separarlo de la anterior vertiente, pero, sin duda, se puede y podría plantearse como una interesante tarea, en el ámbito de la investigación académica y de campo, para historiados, antropólogos, nutricionistas y demás especialistas vinculados al tema. En el área musical ha sido ampliamente explorada ese legado hispánico: nuestros polos, galerones, jotas y demás expresiones musicales margariteños, sin duda tienen el sello de sus ancestros ibéricos originarios. La búsqueda de ese legado habría que extenderlo al ámbito de lo gastronómico y dietético. Y a ese lejano aporte ibérico de los conquistadores, habría que agregarle lo que las distintas regiones de aquella península, han aportado más recientemente, cuando gallegos, catalanes, canarios, lusitanos, etc emigraron huyendo de los horrores de la Guerra Civil española y de la II Guerra Mundial. Muchas son las preguntas que en esa dirección flotan en el ambiente y podrían formularse: ¿Cuántas de nuestras plantas, frutas, verduras, yerbas medicinales “criollas” provienen de aquellas semillas que en forma “oficial”, en las valijas diplomáticas, o de forma espontánea, en sus faltriqueras, trajeron los colonizadores? ¿En cuántos guisos, dulces, estofados de la culinaria “criolla” hay una fuerte presencia de las matronas de las diversas regiones de España/Portugal y que, en el cauce de los siglos, se incorporaron a la gastronomía que asumimos hoy como “auténticamente margariteña”? No pretendemos que alguna o el conjunto ilimitado de esas preguntas sean respondidas ni aquí ni de inmediato, pero queremos plantearlas de una vez, para abrir trochas, brechas y amplias avenidas al inevitable debate y diálogo de saberes que habrá que desarrollar en la medida en que tomen cuerpo definitivo las diferentes aristas de la DIETMAR.

            c)Para concluir la primera parte de estas formulaciones introductorias, aludiremos a los diversos aportes vinculados a la emigración europea y medio-oriental de las postguerras, durante el segundo cuarto del siglo XX. Sin embargo, queremos enfocarnos más en el sismo económico y cultural que se da en la isla desde comienzo de los años 70, cuando arranca definitivamente el nuevo régimen aduanero conocido como la “Zona Franca”. ¿Quién podría dudar que el Puerto Libre que tomó cuerpo definitivo en las últimas décadas del siglo XX, cambió el panorama socioeconómico y cultural de Nueva Esparta? Al universo de la Dieta Margariteña -ya existente antes de que llegaran e impusieran los tax free shop-, sin duda se han introducido cambios de significativa pertinencia a la hora de ponderar el status actual de la DIETMAR.  Y aunque en esta galaxia tampoco haya mucho consenso y las populares canciones de Chico Mata y de Perucho Aguirre hayan dado ya su veredicto respecto al balance beneficios/prejuicios de la zona franca, lo responsable, 50 años después de instaurada, es que el aporte de estos últimas 6 ó 7 décadas se haga desapasionadamente y con la mayor ecuanimidad y ponderación posible. En resumen, desde el CMTTC creemos que no todo el balance de la zona franca y de la emigración europea y medio-oriental sea negativo. De allí que el reto actual debe ser el de rescatar todo lo bueno rescatable, para enriquecer y  consolidar una DIETMAR de mayor entidad ideosincrática, gastronómica y cultural, que dé su mejor contribución a la salud integral y a la vida en plenitud y felizestar de propios y extraños y se extienda más allá del perímetro continental, hacia todos los confines del Planeta. La DIETMAR tiene con qué y a los margariteños y venezolanos del presente, nos corresponde hacer la tarea.-

                                    Lanzamiento preliminar, el 18.11.20,                                                                                                          desde La Fuente de Paraguachí, en el Municipio Antolín del Campo.    

  

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