La importancia del
aire para la vida en el Planeta ha sido objeto de atención desde los más
lejanos tiempos. Para el filósofo griego Anaxímedes de Mileto (590 a.C.–524 a.
C.), el aire era el principio de todas
las cosas. Este filósofo presocrático afirmaba que el aire “se transforma en las demás cosas a través de
la rarefacción y la condensación. La rarefacción genera el fuego, mientras que
la condensación el viento, las nubes, el agua, la tierra y las piedras; a
partir de estas sustancias se crea el resto de las cosas…”(1)
Para Empédocles (siglo
V a.C), el aire era uno de los
integrantes de su teoría de las cuatro
raíces (junto con el agua, el fuego y la tierra), a los que Aristóteles
llamó los cuatro elementos primordiales (2).
Fue sólo hasta mediados del siglo XVII, cuando Lavoisier, junto a otros
científicos, demostraron que el aire era realmente una mezcla de varios
elementos, cuya composición aproximada –como se sabe hoy en día-, es: 78% de
nitrógeno, 21% de oxígeno y el 1% restante de otros gases.
Es ese el aire que el Naturismo
Ecológico (NEC asume como segundo
megalemento. No es ni forma parte del éter.
Es el aire puro y simple, presente en las capas más bajas de la atmósfera
terrestre, que llega a nuestros pulmones y nos provee del oxígeno que necesitan
nuestras células.
Aparte de ese papel
fundamental, como fuente del oxígeno gaseoso que respiran nuestros pulmones y
que resulta indispensable para el metabolismo humano, el aire cumple otras
importantes funciones en El Planeta. Veamos algunas de ellas:
a)
Proporciona, en forma de vapor de agua, el carbono C, hidrógeno H,
nitrógeno N y oxígeno O2, a partir de los cuales se forman las
biomoléculas constitutivas de los seres vivos.
Esas biomoléculas orgánicas o principios inmediatos (glúcidos, lípidos,
proteínas y ácidos nucleicos) son el soporte fundamental de la vida en la
biósfera del planeta.
b)
El dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, es imprescindible
para que los vegetales realicen la fotosíntesis, proceso en el que se fabrica
materia orgánica.
c)
Ciertos componentes del aire atmosférico, como el dióxido de carbono y el
vapor de agua, mantienen, gracias a una especie de “capa invernadera”, unas
condiciones de temperatura y humedad apropiadas para que se pueda desarrollar
la vida en La Tierra.
d)
La capa de ozono de la atmósfera protege a los seres vivos, al absorber
buena parte de las dañinas radiaciones ultravioletas del sol. La atmósfera,
además, funge de escudo contra los meteoritos que se desintegran en polvo a
causa de la fricción que sufren al hacer contacto con el aire.
e)
El vapor de agua presente en el aire se condensa formando las nubes que,
mediante las precipitaciones, proporcionan agua
dulce a los seres vivos.
La conclusión de los cinco
puntos anteriores es por demás obvia: el aire no sólo es fuente de vida al
suministrar oxígeno a nuestros pulmones y nitrógeno a la capa terrestre en donde
se establecen las plantas u organismos fotosintéticos. Es también un protector estelar
de esa vida. Y las connotaciones religiosas tanto en el cristianismo católico
como en el hinduismo (y demás religiones brahamánicas, sobre todo las más vinculadas
con el yoga) son significativas. En el catolicismo se dice que el aire fue el primero y más importante regalo que
recibió Adán en El Paraíso, con aquel primer soplo de vida. En el yoga,
como se sabe,
el aire, mucho más que
un aportador de oxígeno, representa “el
nivel gaseoso de la existencia, en donde el resto de las energías entran en
juego”; es el elemento del ritmo, de la integración energética (3). Es tal
la importancia que La Evolución y los distintos Creadores atribuyeron al
aire, que se puede estar varios días sin tomar agua y semanas sin ingerir alimentos, pero apenas unos escasos 3 minutos (en promedio) sin llenar de aire los
pulmones.
Habría que agregar que
siempre ha habido una estrecha relación dialéctica entre la composición del
aire de la atmósfera y la vida en El Planeta, desde que ésta surgió hace más de
3 ó 4 mil millones de años. Destaca por ejemplo, que la actual cantidad de
oxígeno libre en el aire, es posible gracias a que las primeras formas de vida –organismos
unicelulares y, sobre todo, plantas-, convierten el dióxido de carbono en
oxígeno, haciendo al aire respirable para los seres humanos y otros animales
presentes en la biosfera. Sin esa dialéctica conexión aire-vida, no hubiese
sido posible la evolución que condujo a la aparición de los primeros
representantes del género Homo -hace apenas unos 2 ò 3 millones de años-, y que
este haya sobrevivido, a pesar de la extinción de algunas de sus primeras
especies (como por ejemplo el Homo
neanderthalensis europeo, extinguido hace casi 30 mil años) (4).
Si nos proponemos el
reto de una salud integral (RSI), dentro del espíritu del naturismo ecológico,
debemos proponernos la conservación del aire puro, evitando y enfrentando las
diversas formas de contaminación que -con el industrialismo desmedido y el
vacuo artificialismo-, cada día se incrementan. Y no se trata sólo de apoyar a
todas aquellas ONG y organismos multilaterales que desarrollan programas por la
calidad del aire y contra la contaminación atmosférica, sino de ejercer una
permanente prédica y vigilancia en nuestros círculos de influencia y en la
dinámica personal del día a día. Afortunadamente, el mundo cuenta en los
actuales momentos, con las herramientas necesarias para diagnosticar en toda su
magnitud la dimensión del problema. Una de esas importantes herramientas la
desarrolló un Grupo de Trabajo de
Expertos de la OMS, en diciembre de 1997,
y son las Guías para la Calidad
del Aire. En dicho documento la OMS analiza y se refiere a la contaminación
del aire como
un importante problema
de salud pública y ambiental que afecta a países desarrollados y en desarrollo
de todo el mundo. Allí mismo se denuncia que la emisión a la atmósfera de
grandes cantidades de partículas y gases potencialmente nocivos, no sólo afecta
la salud humana en este momento. También daña, en el largo plazo, los recursos
necesarios para el desarrollo sostenible del planeta. La OMS señala que existen “tres grandes fuentes de contaminación del
aire provenientes de actividades humanas: fuentes estacionarias, móviles y de
interiores. En los países en desarrollo, la contaminación del aire en
interiores... puede ser un problema grave”. La OMS también alude, en ese
diagnóstico, que aproximadamente “1,9
millones de personas mueren cada año debido a la exposición a concentraciones
altas de partículas suspendidas en ambientes interiores de áreas rurales,
mientras que la mortalidad en exceso por la exposición a partículas suspendidas
y dióxido de azufre en exteriores llega a 500.000 personas anualmente” (5).
Para no extendernos en
consideraciones sobre la importancia de la calidad del aire que respiramos y
las estrategias que se proponen para lograrla, invitamos a quienes estén
interesados en profundizar sobre el tema a que accedan a la página de la OMS y conozcan
detalles del antes mencionado documento.
Vamos a cerrar este
breve artículo sobre el elemento aire,
insistiendo en que la consciencia que se tenga sobre el papel del aire en la
salud integral y la vida toda, debe expresarse en acciones cotidianas que no
sólo preserven su calidad, sino que también nos doten de recursos y habilidades
para su mejor empleo como fuente de oxígeno. Algunas de esas técnicas y
destrezas serán abordadas en futuras entradas de este blog, pero en estos
momentos queremos puntualizar que, en la media de lo posible, debemos hacer de
la respiración una actividad fisiológica lo más consciente y efectiva que
podamos. Y no se trata de pensar cada
vez que vayamos a hacer una inspiración aportadora de O2 y la
subsiguiente expiración con el CO2 y demás desechos que extraemos de
los alvéolos pulmonares. Se trata de tener el entrenamiento necesario para
saber cómo hacer ese proceso lo más eficiente y eficazmente posible, de tal
forma que se convierta en un hábito
cotidiano, que se ponga en práctica conscientemente, pero sin necesidad de estar pensando en él. No se trata de
pensarlo cada vez que hacemos cada una de las 14-15 mil respiraciones aproximadas
de un día durante la vigilia (se hace el cálculo sobre la base de unas 12-15
respiraciones por minuto de un adulto, que daría un total diario de 21600 y le
restamos 1/3, unas 7200 durante el sueño en la noche; obviamente, es una
aproximación muy gruesa, sólo para dar una idea del asunto). Se trata de hacer,
cada vez que podamos o nos acordemos, respiraciones profundas, diafragmáticas,
que desalojen el aire viciado que tiende a acumularse en el lóbulo inferior de
cada pulmón. Con eso sería medianamente suficiente para cumplir la tarea pero,
repetimos, lo de las técnicas respiratorias lo abordaremos con más detalles en
próximas entregas.
A manera de referencia
anecdótica y como pregunta final, para reforzar la consciencia sobre la
importancia del elemento aire, en el día a día de cualquier miembro de nuestra
especie, recordemos lo siguiente: el delfín es
uno de esos mamíferos marinos que no pueden usar el O2
disuelto en las aguas, como si lo hacen los peces. Este simpático mamífero
obtiene su O2 cada 8-10 minutos, en promedio, cuando sube a la
superficie para respirar, algo impensable para un Homo sapiens y la gran
mayoría del resto de los mamíferos terrestres. Mientras que en ese lapso de 10
minutos los delfines toman una sola
inspiración del aire atmosférico, los humanos tenemos que hacer alrededor
de 150-200 inspiraciones para llevar O2 a nuestros pulmones (si aludiéramos a la
ballena azul la cantidad de respiraciones se incrementaría, porque este otro
mamífero marino puede aguantar, en
promedio, hasta 50 minutos debajo del agua). ¿No es esa altísima cantidad de
veces diarias que usamos nuestro sistema respiratorio, razón suficiente para
tener la mejor consciencia y técnica
posible sobre esa macrofunción fisiológica de tanta trascendencia en
nuestra vida?
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(1)
Anaxímenes - Wikipedia, la enciclopedia libre https://es.wikipedia.org/wiki/Anaxímenes. Anaxímenes de Mileto (en griego: Ἀναξιμένης) fue…
(2) Empédocles - Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Empédocles. Empédocles de Agrigento, en griego Ἐμπεδοκλή
(3)5 Elementos – Yoga Dinámico. www.yogadinamico.com/metodo-yoga-dinamico/5-elementos.Aire representa le nivel gaseoso de la existencia,
donde energías distintas entran en ... Es la espiral de espiritualización, que
es curso de la práctica de yoga
(4) Historia de la Tierra - Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_Tierra.
(5) Guías
para la calidad del aire - BVSDE - Ops-oms.org. www.bvsde.ops-oms.org/bvsci/fulltext/guiasaire.pdf. Este documento de la OMS, Guías para la Calidad del Aire, es el resultado
de la reunión ...