miércoles, 19 de julio de 2017

El Aire

El Aire  

                     
La importancia del aire para la vida en el Planeta ha sido objeto de atención desde los más lejanos tiempos. Para el filósofo griego Anaxímedes de Mileto (590 a.C.–524 a. C.), el aire era el principio de todas las cosas. Este filósofo presocrático afirmaba que el aire “se transforma en las demás cosas a través de la rarefacción y la condensación. La rarefacción genera el fuego, mientras que la condensación el viento, las nubes, el agua, la tierra y las piedras; a partir de estas sustancias se crea el resto de las cosas…”(1)
Para Empédocles (siglo V a.C), el aire  era uno de los integrantes de su teoría de las cuatro raíces (junto con el agua, el fuego y la tierra), a los que Aristóteles llamó los cuatro elementos primordiales (2). Fue sólo hasta mediados del siglo XVII, cuando Lavoisier, junto a otros científicos, demostraron que el aire era realmente una mezcla de varios elementos, cuya composición aproximada –como se sabe hoy en día-, es: 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno y el 1% restante de otros gases. 
Es ese el aire que el Naturismo Ecológico (NEC asume como segundo megalemento. No es ni forma parte del éter. Es el aire puro y simple, presente en las capas más bajas de la atmósfera terrestre, que llega a nuestros pulmones y nos provee del oxígeno que necesitan nuestras células.
Aparte de ese papel fundamental, como fuente del oxígeno gaseoso que respiran nuestros pulmones y que resulta indispensable para el metabolismo humano, el aire cumple otras importantes funciones en El Planeta. Veamos algunas de ellas:
a)      Proporciona, en forma de vapor de agua, el carbono C, hidrógeno H, nitrógeno N y oxígeno O2, a partir de los cuales se forman las biomoléculas constitutivas de los seres vivos.  Esas biomoléculas orgánicas o principios inmediatos (glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos) son el soporte fundamental de la vida en la biósfera del planeta.
b)      El dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, es imprescindible para que los vegetales realicen la fotosíntesis, proceso en el que se fabrica materia orgánica.
c)      Ciertos componentes del aire atmosférico, como el dióxido de carbono y el vapor de agua, mantienen, gracias a una especie de “capa invernadera”, unas condiciones de temperatura y humedad apropiadas para que se pueda desarrollar la vida en La Tierra.
d)      La capa de ozono de la atmósfera protege a los seres vivos, al absorber buena parte de las dañinas radiaciones ultravioletas del sol. La atmósfera, además, funge de escudo contra los meteoritos que se desintegran en polvo a causa de la fricción que sufren al hacer contacto con el aire.
e)      El vapor de agua presente en el aire se condensa formando las nubes que, mediante las precipitaciones, proporcionan agua dulce a los seres vivos.
La conclusión de los cinco puntos anteriores es por demás obvia: el aire no sólo es fuente de vida al suministrar oxígeno a nuestros pulmones y nitrógeno a la capa terrestre en donde se establecen las plantas u organismos fotosintéticos. Es también un protector estelar de esa vida. Y las connotaciones religiosas tanto en el cristianismo católico como en el hinduismo (y demás religiones brahamánicas, sobre todo las más vinculadas con el yoga) son significativas. En el catolicismo se dice que el aire fue el primero y más importante regalo que recibió Adán en El Paraíso, con aquel primer soplo de vida. En el yoga, como se sabe, el aire, mucho más que un aportador de oxígeno, representa “el nivel gaseoso de la existencia, en donde el resto de las energías entran en juego”; es el elemento del ritmo, de la integración energética (3). Es tal la importancia que La Evolución y los distintos Creadores atribuyeron al aire, que se puede estar varios días sin tomar agua y semanas sin ingerir alimentos, pero apenas unos escasos 3 minutos (en promedio) sin llenar de aire los pulmones.
Habría que agregar que siempre ha habido una estrecha relación dialéctica entre la composición del aire de la atmósfera y la vida en El Planeta, desde que ésta surgió hace más de 3 ó 4 mil millones de años. Destaca por ejemplo, que la actual cantidad de oxígeno libre en el aire, es posible gracias a que las primeras formas de vida –organismos unicelulares y, sobre todo, plantas-, convierten el dióxido de carbono en oxígeno, haciendo al aire respirable para los seres humanos y otros animales presentes en la biosfera. Sin esa dialéctica conexión aire-vida, no hubiese sido posible la evolución que condujo a la aparición de los primeros representantes del género Homo -hace apenas unos 2 ò 3 millones de años-, y que este haya sobrevivido, a pesar de la extinción de algunas de sus primeras especies (como por ejemplo el Homo neanderthalensis europeo, extinguido hace casi 30 mil años) (4).
Si nos proponemos el reto de una salud integral (RSI), dentro del espíritu del naturismo ecológico, debemos proponernos la conservación del aire puro, evitando y enfrentando las diversas formas de contaminación que -con el industrialismo desmedido y el vacuo artificialismo-, cada día se incrementan. Y no se trata sólo de apoyar a todas aquellas ONG y organismos multilaterales que desarrollan programas por la calidad del aire y contra la contaminación atmosférica, sino de ejercer una permanente prédica y vigilancia en nuestros círculos de influencia y en la dinámica personal del día a día. Afortunadamente, el mundo cuenta en los actuales momentos, con las herramientas necesarias para diagnosticar en toda su magnitud la dimensión del problema. Una de esas importantes herramientas la desarrolló un Grupo de Trabajo de Expertos de la OMS, en diciembre de 1997,  y son las Guías para la Calidad del Aire. En dicho documento la OMS analiza y se refiere a la contaminación del aire como un importante problema de salud pública y ambiental que afecta a países desarrollados y en desarrollo de todo el mundo. Allí mismo se denuncia que la emisión a la atmósfera de grandes cantidades de partículas y gases potencialmente nocivos, no sólo afecta la salud humana en este momento. También daña, en el largo plazo, los recursos necesarios para el desarrollo sostenible del planeta.  La OMS señala que existen “tres grandes fuentes de contaminación del aire provenientes de actividades humanas: fuentes estacionarias, móviles y de interiores. En los países en desarrollo, la contaminación del aire en interiores... puede ser un problema grave”. La OMS también alude, en ese diagnóstico, que aproximadamente “1,9 millones de personas mueren cada año debido a la exposición a concentraciones altas de partículas suspendidas en ambientes interiores de áreas rurales, mientras que la mortalidad en exceso por la exposición a partículas suspendidas y dióxido de azufre en exteriores llega a 500.000 personas anualmente” (5).
Para no extendernos en consideraciones sobre la importancia de la calidad del aire que respiramos y las estrategias que se proponen para lograrla, invitamos a quienes estén interesados en profundizar sobre el tema a que accedan a la página de la OMS y conozcan detalles del antes mencionado documento.
Vamos a cerrar este breve artículo sobre el elemento aire, insistiendo en que la consciencia que se tenga sobre el papel del aire en la salud integral y la vida toda, debe expresarse en acciones cotidianas que no sólo preserven su calidad, sino que también nos doten de recursos y habilidades para su mejor empleo como fuente de oxígeno. Algunas de esas técnicas y destrezas serán abordadas en futuras entradas de este blog, pero en estos momentos queremos puntualizar que, en la media de lo posible, debemos hacer de la respiración una actividad fisiológica lo más consciente y efectiva que podamos. Y no se trata de pensar cada vez que vayamos a hacer una inspiración aportadora de O2 y la subsiguiente expiración con el CO2 y demás desechos que extraemos de los alvéolos pulmonares. Se trata de tener el entrenamiento necesario para saber cómo hacer ese proceso lo más eficiente y eficazmente posible, de tal forma que se convierta en un hábito cotidiano, que se ponga en práctica conscientemente, pero sin necesidad de estar pensando en él. No se trata de pensarlo cada vez que hacemos cada una de las 14-15 mil respiraciones aproximadas de un día durante la vigilia (se hace el cálculo sobre la base de unas 12-15 respiraciones por minuto de un adulto, que daría un total diario de 21600 y le restamos 1/3, unas 7200 durante el sueño en la noche; obviamente, es una aproximación muy gruesa, sólo para dar una idea del asunto). Se trata de hacer, cada vez que podamos o nos acordemos, respiraciones profundas, diafragmáticas, que desalojen el aire viciado que tiende a acumularse en el lóbulo inferior de cada pulmón. Con eso sería medianamente suficiente para cumplir la tarea pero, repetimos, lo de las técnicas respiratorias lo abordaremos con más detalles en próximas entregas.

A manera de referencia anecdótica y como pregunta final, para reforzar la consciencia sobre la importancia del elemento aire, en el día a día de cualquier miembro de nuestra especie, recordemos lo siguiente: el delfín es  uno de esos mamíferos marinos que no pueden usar el O2 disuelto en las aguas, como si lo hacen los peces. Este simpático mamífero obtiene su O2 cada 8-10 minutos, en promedio, cuando sube a la superficie para respirar, algo impensable para un Homo sapiens y la gran mayoría del resto de los mamíferos terrestres. Mientras que en ese lapso de 10 minutos los delfines toman una sola inspiración del aire atmosférico, los humanos tenemos que hacer alrededor de 150-200 inspiraciones para llevar O2 a  nuestros pulmones (si aludiéramos a la ballena azul la cantidad de respiraciones se incrementaría, porque este otro mamífero marino puede  aguantar, en promedio, hasta 50 minutos debajo del agua). ¿No es esa altísima cantidad de veces diarias que usamos nuestro sistema respiratorio, razón suficiente para tener la mejor consciencia y técnica  posible sobre esa macrofunción fisiológica de tanta trascendencia en nuestra vida?
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(1) Anaxímenes - Wikipedia, la enciclopedia libre https://es.wikipedia.org/wiki/Anaxímenes. Anaxímenes de Mileto (en griego: Ἀναξιμένης) fue…
(2) Empédocles - Wikipedia, la enciclopedia libre.  https://es.wikipedia.org/wiki/Empédocles. Empédocles de Agrigento, en griego Ἐμπεδοκλή
(3)5 Elementos – Yoga Dinámico. www.yogadinamico.com/metodo-yoga-dinamico/5-elementos.Aire representa le nivel gaseoso de la existencia, donde energías distintas entran en ... Es la espiral de espiritualización, que es curso de la práctica de yoga
(4) Historia de la Tierra - Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_Tierra.
(5) Guías para la calidad del aire - BVSDE - Ops-oms.org. www.bvsde.ops-oms.org/bvsci/fulltext/guiasaire.pdf. Este documento de la OMS, Guías para la Calidad del Aire, es el resultado de la reunión ...


domingo, 16 de julio de 2017

La Luz


La LUZ 

Los siete megaelementos fundacionales sobre los que toma cuerpo el Naturismo Ecológico (NEC),  son: luz y energía; el aire que respiramos; el agua que hizo y hace posible la vida sobre El Planeta; la tierra donde se siembran las plantas y sobre la que andamos los animales terrestres; el elemento humano-biosférico que nos conforma como especie; el ADN socio-cultural que nos marca como integrantes individuales de diversos conglomerados humanos y, por último, el megaelemento espiritual que nos conecta individual y colectivamente con la trascendencia. Luz, Aire, Agua, Tierra, Humanobiosférico, ADN sociocultural y el elemento Espiritual, son también los siete principios sobre los que se asienta la noción de Salud Integral (SIN) que promovemos desde el NEC.
 Aunque se hará explícito en las consideraciones particulares que iremos haciendo sobre cada uno de estos siete elementos, es obvio de antemano que la perspectiva del enfoque que aquí se hace de cada uno de ellos es, significativamente, diferente al que, por ejemplo, exhiben tanto la Medicina Tradicional China (MTCh) como la Ayurvédica hindú. Independientemente de que algunos de esos principios, como el agua y la tierra, estén presentes también como elementos en dichas medicinas tradicionales (el aire se incluye en la ayurvédica, pero no aparece explícitamente en la MTCh). En cualquiera de los casos, se trata aquí de entidades con una connotación diferente a la que le atribuyen tanto la Ayurvédica como la MTCh. Y no pudiera ser de otra manera, si tenemos en cuenta la inmensidad de años y de kilómetros de distancia física y sociocultural (1).

Luz y  energía
Como se sabe, la luz es un tipo de radiación electromagnética y, como tal, una forma de energía. La fuente principal y originaria de la luz en nuestro planeta es El Sol, la estrella líder de nuestro sistema planetario. El Sol irradia, en forma permanente, una gran cantidad de luz, pero sólo una parte de ella es aprovechada en La Tierra, el tercer planeta del sistema solar, en cercanía a nuestra estrella. Sólo una pequeña parte de esa luz llega a La Tierra, porque el 50% de la luz proveniente de El Sol es reflejada por las nubes y la atmósfera; y del 50% restante que logra penetrar a la superficie terrestre, un 40% se pierde por reflexión de las grandes superficies oceánicas. Apenas un 10% de la luz proveniente del Sol es la que penetra y se integra a la vida del planeta. Es esa luz la que nos interesa desde el punto de vista del NEC y la salud integral, porque es la que transforman las plantas y organismos fotosintéticos en energía química y, finalmente, en la biomasa que –como milagrosa combinación de carbonos, hidrógenos y nitrógenos-, engendra la vida de millones de especies animales y hace posible las cadenas alimenticias de donde obtenemos la energía y los nutrientes que necesitamos los seres humanos para vivir. Definitivamente, de ella dependen todos los procesos que tienen que ver con la vida en nuestro Planeta. El hecho de que ella sea la garantía de los procesos de fotosíntesis que están en la base de las cadenas tróficas del Planeta justifica, de por sí, que la incluyamos como el primer megaelemento.  Porque son esos organismos fotosintéticos los que primero transforman la luz solar en energía química y finalmente en biomasa (como materia total de los seres que viven en un lugar determinado), que alimenta a los organismos heterótrofos y completa los ciclos ecológicos.
Esa descomunal energía que el Sol emite en forma de luz, es lo que hace posible que organismos incapaces de aprovecharla directamente, puedan sobrevivir al utilizar como alimento a las plantas y a los otros organismos que de ellas dependen. Todo ello es posible porque dicha inmensa cantidad de la energía luminosa captada y almacenada por los organismos fotosintéticos, se convierte en moléculas, enlaces químicos y, eventualmente, alimentos para los otros seres vivos que habitamos el planeta. Sin esa luz transformada en nutrientes sería imposible la vida del resto de las especies que pueblan La Tierra.
La energía total capturada por fotosíntesis en las plantas verdes desde la radiación solar es, aproximadamente, 2x1023 joules de energía por año. Dicha energía atrapada por las plantas verdes es aproximadamente 4% de la energía total del sol que logra llegar a la Tierra (como fue descubierto en 1977 por un equipo de la Institución Oceanográfica de Woods Hole, a una profundidad de 2400 metros en el océano Pacífico, las transformaciones de energía en las comunidades biológicas alrededor de las fuentes hidrotermales son asombrosas excepciones; éstas oxidan azufre, obteniendo su energía vía quimiosíntesis en lugar de fotosíntesis) (2). Al margen de las consideraciones técno-científicas sobre el tema, también de las áreas grises que aún existen y en donde sigue avanzando el conocimiento, lo importante a poner de relieve es que la vida toda y los otros seis elementos fundamentales, a ser considerados en próximas ediciones del blog, están en estrechísima conexión con éste primario de la luz. Y esa luz nos conecta, no sólo con las formas de vida que se han desarrollado en el planeta Tierra, sino con el origen mismo del Universo todo, independientemente de los big-bang y de los enfoques o simpatías acerca de los procesos de  creación o de evolución por los que cada quien se incline o atesore en su mundo de creencias.
Esa luz y los flujos de energía con ella relacionados, así como su interrelación con todos los cambios y la vida sobre el Planeta es lo que nos importa desde el punto de vista del naturismo ecológico.  Sobre todo por su conexión directa con los otros megaelementos: con la calidad del agua y del aire, con la fertilidad de la tierra, con la sustentabilidad de los ecosistemas y de lo orgánico-biomásico que en ellos se cobija. Ya ni se diga de la calidad de vida de los grupos humanos que habitamos en los distintos hábitat del planeta y su relación armónica con los demás seres vivos que con ellos conviven.
Por todo lo antes esbozado sería muy limitado y simplista relacionar el megaelemento luz con algún órgano o proceso específico de la salud humana, tal como se hace en la MTCh (ellos relacionan el Fuego con el corazón, energía yin,  y con el intestino delgado, en su energía yang). Para el NEC, sin duda alguna, la luz se relaciona con todos los órganos y con toda la vida sobre todo el planeta. Y no solamente nos referimos a la luz blanca o del espectro visible, sino también a aquella que no vemos, pero que podemos sentir sus efectos, como son los rayos infrarrojos y la luz ultravioleta. También incluimos aquí la luz reflejada desde nuestro único satélite  natural, la Luna. La luminosidad lunar, aunque sea reflejada de la luz solar, sabemos que tiene una importante influencia, no sólo sobre las mareas y el movimiento de las grandes masas de agua en los océanos, sino en los ciclos vitales de muchas especies vegetales y animales, incluido el propio Homo Sapiens. Esa vuelta que cada 28-29 días, aproximadamente, da La Luna alrededor de La Tierra y los diferentes grados de luminosidad que observamos, a lo largo de las distintas fases lunares, es otro de los aspectos a considerar en la luz, como elemento fundacional del NEC.
El peso de la luz solar en la vida sobre El Planeta, se pone de manifiesto, incluso, en aquellos ecosistemas en completa oscuridad, como es el caso de las profundidades de una cueva, como la de El Guácharo, en los predios de Caripe Del Guácharo, en el norte montañoso de Monagas. Allí, en las profundidades de esa cueva, no llega la luz solar, pero la traen desde afuera  los murciélagos y los propios guácharos, cada vez que salen al exterior a alimentarse e introducen semillas y dejan caer sus excrementos en las paredes y el piso de la cueva. De esa “luz importada” depende la vida del resto de los organismos heterótrofos que viven en la cueva.
Sin detenernos a considerar algunas de la terapias que se han diseñado en el campo naturopático, en torno a los beneficios terapéuticos y profilácticos de la luz solar (helioterapia), sí queremos resaltar que la simple exposición a la luz del Sol, es una de las opciones más a la mano, durante todo el año, para todos aquellos que vivimos en el trópico (como se sabe, para quienes viven en las regiones y países templados son sólo algunos meses del año). Los beneficios específicos de la helioterapia son numerosos (manejo de los pacientes con procesos reumáticos; en la convalecencia de muchas enfermedades; para el tratamiento de  algunos trastornos metabólicos como el raquitismo y la obesidad; en el tratamiento de la osteoporosis y osteopenia; ayuda a mejorar la circulación, la inmunidad y la resistencia de la piel, por lo que se recomienda en la cicatrización de heridas cutáneas; entre muchos otros beneficios). Pero también deben tomarse las previsiones para que no se generen efectos secundarios negativos. Las contraindicaciones, en general, son las mismas que se advierten para los rayos infrarrojos y los UV:  afecciones cardíacas, hepáticas y renales graves; neoplasias epiteliales; hipertensión grave; estados febriles; entre las más destacadas. En términos generales, se debe evitar la exposición a la luz solar en las horas cercanas al mediodía, además de evitar estar expuesto a ella durante  mucho tiempo. Sobre todo si no se tiene la protección adecuada (vestimenta y/o cremas protectoras).
Algunos efectos indirectos de la luz solar en la salud humana, se ponen de manifiesto si vemos su influencia en el cultivo de muchas plantas. En el caso específico de algunas plantas medicinales –para ilustrarlo con una de las herramientas naturopáticas más importantes-,  diversos estudios de campo revelan cómo varían la cantidad de principios activos y metabolitos secundarios (heterósidos y alcaloides) de acuerdo con la cantidad e intensidad de la luz recibida. Uno de los casos más conocidos en el mundo del naturismo es el de la Mentha piperita: en las condiciones de mayor luminosidad, sus hojas contienen más mentona, mentol y sólo trazas de mentofurano; en cambio las plantas que crecen con menor luz solar, contienen más mentofurano, como componente principal,  y sólo una pequeña porción de mentona y mentol.


        
Aquí no nos detendremos en muchas de las interesantes consideraciones que  se pueden hacer en torno a la influencia de la luminosidad lunar en las plantas y la vida sobre El Planeta. No obstante, este apasionante tema es uno de los que más ilustra esa mágica conexión entre la sabiduría tradicional de los pueblos, en sus experiencias de vida, sin muchos cognomentos de racionalidad científica y lo que la tecnología espacial y la NASA corroboran de una manera indubitativa. A mayor luminosidad lunar, durante y en la cercanía del plenilunio, la savia de las plantas tiende a concentrarse en las hojas y copas de los árboles. Cuando empieza la menguante, la savia comienza a bajar progresivamente hasta concentrarse en el tronco en los días de cuarto menguante y seguir bajando hasta las raíces, cuando la luminosidad desaparece, durante la luna nueva. Al comenzar la creciente e ir aumentando progresivamente la luminosidad, la concentración de savia empieza a subir desde las raíces y sigue subiendo durante el cuarto creciente cuando se concentra en tronco y ramas, hasta llegar de nuevo a la copa del árbol, durante la luna llena o plenilunio. Esa sencilla periodicidad, que nuestros abuelo dominaban a la perfección -aunque, tal vez, de una manera empírica-, es lo que sustenta cuales son los mejores días para podar o para sembrar, para abonar o para trasplantar. Como en toda área del saber humano, muchas personas, con las más diversas argumentos, pueden creer o no en esa comprobada influencia de las fases lunares, sobre la dinámica de los cultivos. En el naturismo ecológico no tenemos dudas sobre la pertinencia y utilidad de esos conocimientos, que los abuelos nos han sido trasmitidos de generación en generación, y que hoy corroboran los datos  de una estación espacial y unos satélites –con la más avanzada tecnología-, que giran 24 horas diarias alrededor del Planeta.
En resumen, creemos que está plenamente justificado que, en la consideración de estos 7 elementos, arranquemos con la luz como portentosa fuente de energía proveniente de la estrella líder de nuestro sistema planetario. Sin ella, difícilmente, pudieran concebirse el resto de proceso que han conducido a lo que es hoy El Planeta y a lo que somos como especie los Homo sapiens. Definitivamente, es el principal elemento fundacional sobre el que asientan los demás elementos que iremos viendo en próximas publicaciones de nuestro blog.

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(1)Medicina china tradicional - Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Medicina_china_tradicional. La medicina china tradicional (MCT) o medicina tradicional china (MTC), también conocida simplemente como medicina china (en chino tradicional: 中醫, chino ... Diagnóstico · ‎Patología · ‎Técnicas terapéuticas ·
--Ayurveda - Wikipedia, la enciclopedia libre.https://es.wikipedia.org/wiki/Ayurveda. Pasar a Base doctrinal de la medicina ayurvédica –
--Charaka-samhita - Wikipedia, la enciclopedia libre.   https://es.wikipedia.org/wiki/Charaka-samhita

(2) Fuente hidrotermal - Wikipedia, la enciclopedia librehttps://es.wikipedia.org/wiki/Fuente_hidrotermal










Naturismo Ecológico


Naturismo Ecológico: Avanzando en su definición 

 


            Como sucede en algunos  otros campos del saber y la experiencia humana, en el del naturismo ecológico no todo está definido. Por el contrario, pudiéramos decir que aún es mucho el camino por recorrer. Tanto en el campo de las definiciones como en el intercambio de vivencias que se puedan tener en los diferentes continentes y regiones del planeta. Afortunadamente, hoy podemos afirmar que hay una consciencia creciente para avanzar en esa dirección y lograr que lo ecológico pase de una simple adjetivación y se cargue de significados sustantivos. Es ese el proceso a través del cual el Naturismo Ecológico podrá adquirir y reconfirmar su propia personalidad dentro de ese vasto mundo de lo que genéricamente se conoce como  “naturismo”.
               Las precisiones en el terreno de los conceptos y definiciones son, cada vez, más importante porque la globalización y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), convirtieron la ya vieja aldea global de MacLuhan, en la aldea cibernética de toda una especie que convive con millones de especies animales y vegetales. Esa conversión acelerada por las  TIC hace que,  a pesar de la indiscutible  diversidad regional y continental, los Homo sapiens  tomemos, con cada giro del globo, más consciencia de nuestra unidad humanobiosférica y planetaria. Los hábitos de vida y salud asiáticos (hindúes, chinos, japoneses, etc) que hace apenas una centuria  (o unas escasas décadas), en Occidente muchos consideraban “excentricidades”, en estos momentos –en forma cada vez más creciente- se asumen como lo propio, lo natural  para ellos. Así debemos nosotros en Occidente entenderlo y respetarlos, independientemente de que los compartamos o no. Es de suponer que el reverso de esta percepción también debe estarse dando y lo que para ellos, seguramente,  era antes “excentricidad occidental” (contaminada con toda la traumática experiencia del colonialismo europeo, sobre todo inglés y francés, en aquellas lejanas tierras), hoy en día se esté empezando a percibir de otra manera.
               Para avanzar en la definición del naturismo ecológico, comencemos por las precisiones semánticas sobre los dos componentes morfosintácticos constitutivos: naturismo y ecología. Lo que nos muestra el Diccionario de la Lengua Española (DLE), en su 23° edición, de 2014 (consulta electrónica) es lo siguiente: naturismo “m. Doctrina que preconiza el empleo de los agentes naturales para la conservación de la salud y el tratamiento de las enfermedades”; por su parte, a la ecología se le define como “f. Ciencia que estudia los seres vivos como habitantes de un medio, y las relaciones que mantienen entre sí y con el propio medio”. Las objeciones y complementaciones que tendríamos que hacer acá respecto a la conceptualización del naturismo, en el DLE, es que quienes practicamos el naturismo ecológico vamos más allá de promover el empleo de los agentes naturales para la conservación de la salud… Se trata más que “una doctrina”,  de un estilo de vida, de una forma de ver el mundo en todas sus interrelaciones; una manera de entender lo que somos como especie en relación con el resto de los seres vivos, en el contexto biosférico y universal en el que surgimos y nos hemos desarrollado hasta llegar a ser lo que hoy somos. Y procuramos ubicarnos desde una perspectiva biosfericoantropológica, para no alimentar la visión de “dictadores”, con el que algunos humanos –antropocéntricamente-, se relacionan con otros seres vivos del planeta. Con esta breve precisión, estamos también, de una vez, reconfirmando el concepto de ecología que muestra el DLE (2014), como estudio de todos los seres vivos que habitan en un medio determinado y sus mutuas interrelaciones.
               Hecha esta precisión podemos definir el Naturismo Ecológico (NEC) como aquella subcorriente naturista que hace énfasis no solo en el empleo y jerarquización de lo natural por encima de lo artificial, sino en las interrelaciones que se establecen en el contexto biosférico en el que los humanos comulgamos con el resto de los seres vivos. Los elementos fundacionales sobre los que toma cuerpo el NEC, como práctica y corriente de pensamiento de quienes en él militamos, son siete: luz-energía, aire, agua, tierra, lo humanobiosférico, el ADN sociocultural y, por último, el elemento espiritual.
               Sobre esos siete elementos, se construye todo el andamiaje conceptual que soporta y da sentido a la forma de entender y practicar el naturismo que aquí estamos apellidando ecológico. No es un criterio doctrinalmente dogmático el que nos lleva a  incluir estos siete elementos y no otros. Es un referente teórico general para darle coherencia conceptual y largo aliento a la experiencia práctica cotidiana de quienes predicamos y practicamos el NEC. En próximas entregas de este blog iremos desarrollando, en forma amplia, cómo entendemos cada uno de estos siete elementos y sus mutuas interrelaciones entre ellos y con el NEC.
               En el campo específico de “la conservación de la salud y el tratamiento de las enfermedades”  -al  que alude el DLE-, en el naturismo ecológico hablamos de la salud integral como un reto cotidiano, en el contexto de cinco principios básicos: a) La integridad sistémica; b)El papel de las triadas vitales; c)La especificidad y dinámica orgánico-funcional; d) El Séptuplo  esencial de hábitos de salud y vida y, por último,  e) La programación espacio-temporal y el espíritu de equipo en el logro de la salud integral. 
Estos cinco principios del Reto de la Salud Integral (RSI), tal como entendemos la salud desde la perspectiva del naturismo ecológico son, al mismo tiempo, requisitos para trabajar en el logro de ese objetivo. Hablamos de principios pero también de requisitos porque se trata de ambas entidades al mismo tiempo y no de una sola de ellas. Verle sólo una de ambas facetas desnaturalizaría el sentido que tienen en el RSI. Son “requisitos” porque se trata de condiciones y circunstancias necesarias para asumir el reto. Pero no queremos que se entiendan como simples “herramientas instrumentales”, sino también dentro de esa atmósfera con la que se rodean las cuestiones principistas. Por eso es que son ambas entidades;  en algunas circunstancias se enfatiza su carácter instrumental, pero en otras la cuestión axiológica
Los cinco principios están, obviamente, conectados con los siete elementos fundacionales aludidos en párrafos anteriores. Pero cuando hablamos de principios/requisitos  básicos para asumir el RSI, no se trata de un resumen o simplificación de dichos elementos fundacionales sino de unos referentes fácticos principistas con los que el reto de la salud integral se conecta en la cotidianidad de cada quien. Y la “cotidianidad de cada quien” es otro de los elementos de gran importancia en el RSI. Como casi todos los retos humanos, el de la salud integral es un desafío, en primera instancia, individual; que lo asume cada quien en sus propias circunstancias, si es que así lo desea  y se lo propone de verdad verdad. Nadie se lo impone (o se lo debe imponer), aunque algunos “factores externos”, sí pueden jugar un papel cuya importancia también dependerá de las circunstancias individuales y colectivas en las que se asume el reto. No sucede así con otros tipos de retos como, por ejemplo, el de una “mejor Venezuela” en el que andamos muchos venezolanos en estos momentos. Sin duda ése es (o debe ser) un reto colectivo, de todo un país. Pero también requiere el insustituible aporte de todos y cada uno de los que podamos sentirnos identificados con dicho desafío y estemos dispuestos a dar nuestra cuota. Imposible que lo haga una sola persona, grupo, partido o entidad individualmente. Se necesita el concurso de TODOS o casi todos. Al menos de una gran mayoría. En el caso del Reto de la Salud Integral, el aporte es, fundamentalmente (casi se pudiera decir “exclusivamente”), de quien se lo proponga. Independientemente de que el naturópata, nutricionista, médico de cabecera, pastor de su iglesia, cónyuge, etc., pueda ayudar, estimular y dar algunas pautas. 
 En lo que queremos insistir, en cuanto a los cinco principios/requisitos es que no se trata de tenerlos en cuenta únicamente como referentes teóricos generales. Se trata de poner en evidencia que, si queremos en verdad asumir el RSI, debemos incorporar estos principios como criterios normativos cotidianos. Por supuesto que cada quien lo hará “a su manera”, con sus propias fibras y neuronas, porque eso es lo que normalmente hacemos todos (o casi todos), en todos (o casi todos) los ámbitos de la vida. Pero lo importante es que se tengan presente y se practiquen si nos planteamos el objetivo y el reto de la salud integral que nos merecemos y que podemos alcanzar con el apoyo de las herramientas del naturismo ecológico. El tenor de cada uno de dichos cinco principios, también será desarrollado en futuras presentaciones de nuestro blog.
Para cerrar estas breves precisiones sobre el significado del naturismo ecológico, tal como desde aquí proponemos su entendimiento y asunción, queremos recalcar que, como en todo proceso de crecimiento y desarrollo, el del Naturismo Ecológico está abierto a todos aquellos aportes que enriquezcan el camino ya andado. Por eso el llamado y la invitación es a que fluyan las ideas y a que “florezcan 100 flores y se abran 00 escuelas de pensamiento”, tal como se lo plantearon en la China de Mao Zedong, en la mitad del siglo pasado y que, sin duda alguna, impidió la cosificación que los dogmatismo ideológicos –de los más diversos signos-, tienden a propiciar (no es que celebremos o compartamos  a plenitud los resultados de ese florecimiento pero, es indiscutible que las “cien escuelas de pensamiento” ayudaron a que la China feudal en la que naciera Mao –¡con sus casi 1.400 millones de habitantes!-, irrumpiera en el siglo XX y se preparara para llegar a ser la segunda potencia mundial que ya está por llegar a ser, en el XXI)


En el trópico caribeño sudamericano tenemos el privilegio de contar, todos los meses del año, con plantas y flores medicinales y de otras milagrosas  índoles, de los más variados tonos, colores y propiedades. Inspirémonos en sus principios activos y sus aromas para hacer de este camino del naturismo ecológico, un espacio para el felizestar. Pero no nos quedemos allí: convirtamos  ese estado de felicidad compartida en una ruta hacia la plenitud  humanobiosférica del Homo sapiens que hemos llegado a ser. Apuntemos hacia el plenoser que nos merecemos como especie líder de este Planeta que llamamos Tierra.