domingo, 16 de julio de 2017

La Luz


La LUZ 

Los siete megaelementos fundacionales sobre los que toma cuerpo el Naturismo Ecológico (NEC),  son: luz y energía; el aire que respiramos; el agua que hizo y hace posible la vida sobre El Planeta; la tierra donde se siembran las plantas y sobre la que andamos los animales terrestres; el elemento humano-biosférico que nos conforma como especie; el ADN socio-cultural que nos marca como integrantes individuales de diversos conglomerados humanos y, por último, el megaelemento espiritual que nos conecta individual y colectivamente con la trascendencia. Luz, Aire, Agua, Tierra, Humanobiosférico, ADN sociocultural y el elemento Espiritual, son también los siete principios sobre los que se asienta la noción de Salud Integral (SIN) que promovemos desde el NEC.
 Aunque se hará explícito en las consideraciones particulares que iremos haciendo sobre cada uno de estos siete elementos, es obvio de antemano que la perspectiva del enfoque que aquí se hace de cada uno de ellos es, significativamente, diferente al que, por ejemplo, exhiben tanto la Medicina Tradicional China (MTCh) como la Ayurvédica hindú. Independientemente de que algunos de esos principios, como el agua y la tierra, estén presentes también como elementos en dichas medicinas tradicionales (el aire se incluye en la ayurvédica, pero no aparece explícitamente en la MTCh). En cualquiera de los casos, se trata aquí de entidades con una connotación diferente a la que le atribuyen tanto la Ayurvédica como la MTCh. Y no pudiera ser de otra manera, si tenemos en cuenta la inmensidad de años y de kilómetros de distancia física y sociocultural (1).

Luz y  energía
Como se sabe, la luz es un tipo de radiación electromagnética y, como tal, una forma de energía. La fuente principal y originaria de la luz en nuestro planeta es El Sol, la estrella líder de nuestro sistema planetario. El Sol irradia, en forma permanente, una gran cantidad de luz, pero sólo una parte de ella es aprovechada en La Tierra, el tercer planeta del sistema solar, en cercanía a nuestra estrella. Sólo una pequeña parte de esa luz llega a La Tierra, porque el 50% de la luz proveniente de El Sol es reflejada por las nubes y la atmósfera; y del 50% restante que logra penetrar a la superficie terrestre, un 40% se pierde por reflexión de las grandes superficies oceánicas. Apenas un 10% de la luz proveniente del Sol es la que penetra y se integra a la vida del planeta. Es esa luz la que nos interesa desde el punto de vista del NEC y la salud integral, porque es la que transforman las plantas y organismos fotosintéticos en energía química y, finalmente, en la biomasa que –como milagrosa combinación de carbonos, hidrógenos y nitrógenos-, engendra la vida de millones de especies animales y hace posible las cadenas alimenticias de donde obtenemos la energía y los nutrientes que necesitamos los seres humanos para vivir. Definitivamente, de ella dependen todos los procesos que tienen que ver con la vida en nuestro Planeta. El hecho de que ella sea la garantía de los procesos de fotosíntesis que están en la base de las cadenas tróficas del Planeta justifica, de por sí, que la incluyamos como el primer megaelemento.  Porque son esos organismos fotosintéticos los que primero transforman la luz solar en energía química y finalmente en biomasa (como materia total de los seres que viven en un lugar determinado), que alimenta a los organismos heterótrofos y completa los ciclos ecológicos.
Esa descomunal energía que el Sol emite en forma de luz, es lo que hace posible que organismos incapaces de aprovecharla directamente, puedan sobrevivir al utilizar como alimento a las plantas y a los otros organismos que de ellas dependen. Todo ello es posible porque dicha inmensa cantidad de la energía luminosa captada y almacenada por los organismos fotosintéticos, se convierte en moléculas, enlaces químicos y, eventualmente, alimentos para los otros seres vivos que habitamos el planeta. Sin esa luz transformada en nutrientes sería imposible la vida del resto de las especies que pueblan La Tierra.
La energía total capturada por fotosíntesis en las plantas verdes desde la radiación solar es, aproximadamente, 2x1023 joules de energía por año. Dicha energía atrapada por las plantas verdes es aproximadamente 4% de la energía total del sol que logra llegar a la Tierra (como fue descubierto en 1977 por un equipo de la Institución Oceanográfica de Woods Hole, a una profundidad de 2400 metros en el océano Pacífico, las transformaciones de energía en las comunidades biológicas alrededor de las fuentes hidrotermales son asombrosas excepciones; éstas oxidan azufre, obteniendo su energía vía quimiosíntesis en lugar de fotosíntesis) (2). Al margen de las consideraciones técno-científicas sobre el tema, también de las áreas grises que aún existen y en donde sigue avanzando el conocimiento, lo importante a poner de relieve es que la vida toda y los otros seis elementos fundamentales, a ser considerados en próximas ediciones del blog, están en estrechísima conexión con éste primario de la luz. Y esa luz nos conecta, no sólo con las formas de vida que se han desarrollado en el planeta Tierra, sino con el origen mismo del Universo todo, independientemente de los big-bang y de los enfoques o simpatías acerca de los procesos de  creación o de evolución por los que cada quien se incline o atesore en su mundo de creencias.
Esa luz y los flujos de energía con ella relacionados, así como su interrelación con todos los cambios y la vida sobre el Planeta es lo que nos importa desde el punto de vista del naturismo ecológico.  Sobre todo por su conexión directa con los otros megaelementos: con la calidad del agua y del aire, con la fertilidad de la tierra, con la sustentabilidad de los ecosistemas y de lo orgánico-biomásico que en ellos se cobija. Ya ni se diga de la calidad de vida de los grupos humanos que habitamos en los distintos hábitat del planeta y su relación armónica con los demás seres vivos que con ellos conviven.
Por todo lo antes esbozado sería muy limitado y simplista relacionar el megaelemento luz con algún órgano o proceso específico de la salud humana, tal como se hace en la MTCh (ellos relacionan el Fuego con el corazón, energía yin,  y con el intestino delgado, en su energía yang). Para el NEC, sin duda alguna, la luz se relaciona con todos los órganos y con toda la vida sobre todo el planeta. Y no solamente nos referimos a la luz blanca o del espectro visible, sino también a aquella que no vemos, pero que podemos sentir sus efectos, como son los rayos infrarrojos y la luz ultravioleta. También incluimos aquí la luz reflejada desde nuestro único satélite  natural, la Luna. La luminosidad lunar, aunque sea reflejada de la luz solar, sabemos que tiene una importante influencia, no sólo sobre las mareas y el movimiento de las grandes masas de agua en los océanos, sino en los ciclos vitales de muchas especies vegetales y animales, incluido el propio Homo Sapiens. Esa vuelta que cada 28-29 días, aproximadamente, da La Luna alrededor de La Tierra y los diferentes grados de luminosidad que observamos, a lo largo de las distintas fases lunares, es otro de los aspectos a considerar en la luz, como elemento fundacional del NEC.
El peso de la luz solar en la vida sobre El Planeta, se pone de manifiesto, incluso, en aquellos ecosistemas en completa oscuridad, como es el caso de las profundidades de una cueva, como la de El Guácharo, en los predios de Caripe Del Guácharo, en el norte montañoso de Monagas. Allí, en las profundidades de esa cueva, no llega la luz solar, pero la traen desde afuera  los murciélagos y los propios guácharos, cada vez que salen al exterior a alimentarse e introducen semillas y dejan caer sus excrementos en las paredes y el piso de la cueva. De esa “luz importada” depende la vida del resto de los organismos heterótrofos que viven en la cueva.
Sin detenernos a considerar algunas de la terapias que se han diseñado en el campo naturopático, en torno a los beneficios terapéuticos y profilácticos de la luz solar (helioterapia), sí queremos resaltar que la simple exposición a la luz del Sol, es una de las opciones más a la mano, durante todo el año, para todos aquellos que vivimos en el trópico (como se sabe, para quienes viven en las regiones y países templados son sólo algunos meses del año). Los beneficios específicos de la helioterapia son numerosos (manejo de los pacientes con procesos reumáticos; en la convalecencia de muchas enfermedades; para el tratamiento de  algunos trastornos metabólicos como el raquitismo y la obesidad; en el tratamiento de la osteoporosis y osteopenia; ayuda a mejorar la circulación, la inmunidad y la resistencia de la piel, por lo que se recomienda en la cicatrización de heridas cutáneas; entre muchos otros beneficios). Pero también deben tomarse las previsiones para que no se generen efectos secundarios negativos. Las contraindicaciones, en general, son las mismas que se advierten para los rayos infrarrojos y los UV:  afecciones cardíacas, hepáticas y renales graves; neoplasias epiteliales; hipertensión grave; estados febriles; entre las más destacadas. En términos generales, se debe evitar la exposición a la luz solar en las horas cercanas al mediodía, además de evitar estar expuesto a ella durante  mucho tiempo. Sobre todo si no se tiene la protección adecuada (vestimenta y/o cremas protectoras).
Algunos efectos indirectos de la luz solar en la salud humana, se ponen de manifiesto si vemos su influencia en el cultivo de muchas plantas. En el caso específico de algunas plantas medicinales –para ilustrarlo con una de las herramientas naturopáticas más importantes-,  diversos estudios de campo revelan cómo varían la cantidad de principios activos y metabolitos secundarios (heterósidos y alcaloides) de acuerdo con la cantidad e intensidad de la luz recibida. Uno de los casos más conocidos en el mundo del naturismo es el de la Mentha piperita: en las condiciones de mayor luminosidad, sus hojas contienen más mentona, mentol y sólo trazas de mentofurano; en cambio las plantas que crecen con menor luz solar, contienen más mentofurano, como componente principal,  y sólo una pequeña porción de mentona y mentol.


        
Aquí no nos detendremos en muchas de las interesantes consideraciones que  se pueden hacer en torno a la influencia de la luminosidad lunar en las plantas y la vida sobre El Planeta. No obstante, este apasionante tema es uno de los que más ilustra esa mágica conexión entre la sabiduría tradicional de los pueblos, en sus experiencias de vida, sin muchos cognomentos de racionalidad científica y lo que la tecnología espacial y la NASA corroboran de una manera indubitativa. A mayor luminosidad lunar, durante y en la cercanía del plenilunio, la savia de las plantas tiende a concentrarse en las hojas y copas de los árboles. Cuando empieza la menguante, la savia comienza a bajar progresivamente hasta concentrarse en el tronco en los días de cuarto menguante y seguir bajando hasta las raíces, cuando la luminosidad desaparece, durante la luna nueva. Al comenzar la creciente e ir aumentando progresivamente la luminosidad, la concentración de savia empieza a subir desde las raíces y sigue subiendo durante el cuarto creciente cuando se concentra en tronco y ramas, hasta llegar de nuevo a la copa del árbol, durante la luna llena o plenilunio. Esa sencilla periodicidad, que nuestros abuelo dominaban a la perfección -aunque, tal vez, de una manera empírica-, es lo que sustenta cuales son los mejores días para podar o para sembrar, para abonar o para trasplantar. Como en toda área del saber humano, muchas personas, con las más diversas argumentos, pueden creer o no en esa comprobada influencia de las fases lunares, sobre la dinámica de los cultivos. En el naturismo ecológico no tenemos dudas sobre la pertinencia y utilidad de esos conocimientos, que los abuelos nos han sido trasmitidos de generación en generación, y que hoy corroboran los datos  de una estación espacial y unos satélites –con la más avanzada tecnología-, que giran 24 horas diarias alrededor del Planeta.
En resumen, creemos que está plenamente justificado que, en la consideración de estos 7 elementos, arranquemos con la luz como portentosa fuente de energía proveniente de la estrella líder de nuestro sistema planetario. Sin ella, difícilmente, pudieran concebirse el resto de proceso que han conducido a lo que es hoy El Planeta y a lo que somos como especie los Homo sapiens. Definitivamente, es el principal elemento fundacional sobre el que asientan los demás elementos que iremos viendo en próximas publicaciones de nuestro blog.

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(1)Medicina china tradicional - Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Medicina_china_tradicional. La medicina china tradicional (MCT) o medicina tradicional china (MTC), también conocida simplemente como medicina china (en chino tradicional: 中醫, chino ... Diagnóstico · ‎Patología · ‎Técnicas terapéuticas ·
--Ayurveda - Wikipedia, la enciclopedia libre.https://es.wikipedia.org/wiki/Ayurveda. Pasar a Base doctrinal de la medicina ayurvédica –
--Charaka-samhita - Wikipedia, la enciclopedia libre.   https://es.wikipedia.org/wiki/Charaka-samhita

(2) Fuente hidrotermal - Wikipedia, la enciclopedia librehttps://es.wikipedia.org/wiki/Fuente_hidrotermal










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