miércoles, 19 de julio de 2017

El Aire

El Aire  

                     
La importancia del aire para la vida en el Planeta ha sido objeto de atención desde los más lejanos tiempos. Para el filósofo griego Anaxímedes de Mileto (590 a.C.–524 a. C.), el aire era el principio de todas las cosas. Este filósofo presocrático afirmaba que el aire “se transforma en las demás cosas a través de la rarefacción y la condensación. La rarefacción genera el fuego, mientras que la condensación el viento, las nubes, el agua, la tierra y las piedras; a partir de estas sustancias se crea el resto de las cosas…”(1)
Para Empédocles (siglo V a.C), el aire  era uno de los integrantes de su teoría de las cuatro raíces (junto con el agua, el fuego y la tierra), a los que Aristóteles llamó los cuatro elementos primordiales (2). Fue sólo hasta mediados del siglo XVII, cuando Lavoisier, junto a otros científicos, demostraron que el aire era realmente una mezcla de varios elementos, cuya composición aproximada –como se sabe hoy en día-, es: 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno y el 1% restante de otros gases. 
Es ese el aire que el Naturismo Ecológico (NEC asume como segundo megalemento. No es ni forma parte del éter. Es el aire puro y simple, presente en las capas más bajas de la atmósfera terrestre, que llega a nuestros pulmones y nos provee del oxígeno que necesitan nuestras células.
Aparte de ese papel fundamental, como fuente del oxígeno gaseoso que respiran nuestros pulmones y que resulta indispensable para el metabolismo humano, el aire cumple otras importantes funciones en El Planeta. Veamos algunas de ellas:
a)      Proporciona, en forma de vapor de agua, el carbono C, hidrógeno H, nitrógeno N y oxígeno O2, a partir de los cuales se forman las biomoléculas constitutivas de los seres vivos.  Esas biomoléculas orgánicas o principios inmediatos (glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos) son el soporte fundamental de la vida en la biósfera del planeta.
b)      El dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, es imprescindible para que los vegetales realicen la fotosíntesis, proceso en el que se fabrica materia orgánica.
c)      Ciertos componentes del aire atmosférico, como el dióxido de carbono y el vapor de agua, mantienen, gracias a una especie de “capa invernadera”, unas condiciones de temperatura y humedad apropiadas para que se pueda desarrollar la vida en La Tierra.
d)      La capa de ozono de la atmósfera protege a los seres vivos, al absorber buena parte de las dañinas radiaciones ultravioletas del sol. La atmósfera, además, funge de escudo contra los meteoritos que se desintegran en polvo a causa de la fricción que sufren al hacer contacto con el aire.
e)      El vapor de agua presente en el aire se condensa formando las nubes que, mediante las precipitaciones, proporcionan agua dulce a los seres vivos.
La conclusión de los cinco puntos anteriores es por demás obvia: el aire no sólo es fuente de vida al suministrar oxígeno a nuestros pulmones y nitrógeno a la capa terrestre en donde se establecen las plantas u organismos fotosintéticos. Es también un protector estelar de esa vida. Y las connotaciones religiosas tanto en el cristianismo católico como en el hinduismo (y demás religiones brahamánicas, sobre todo las más vinculadas con el yoga) son significativas. En el catolicismo se dice que el aire fue el primero y más importante regalo que recibió Adán en El Paraíso, con aquel primer soplo de vida. En el yoga, como se sabe, el aire, mucho más que un aportador de oxígeno, representa “el nivel gaseoso de la existencia, en donde el resto de las energías entran en juego”; es el elemento del ritmo, de la integración energética (3). Es tal la importancia que La Evolución y los distintos Creadores atribuyeron al aire, que se puede estar varios días sin tomar agua y semanas sin ingerir alimentos, pero apenas unos escasos 3 minutos (en promedio) sin llenar de aire los pulmones.
Habría que agregar que siempre ha habido una estrecha relación dialéctica entre la composición del aire de la atmósfera y la vida en El Planeta, desde que ésta surgió hace más de 3 ó 4 mil millones de años. Destaca por ejemplo, que la actual cantidad de oxígeno libre en el aire, es posible gracias a que las primeras formas de vida –organismos unicelulares y, sobre todo, plantas-, convierten el dióxido de carbono en oxígeno, haciendo al aire respirable para los seres humanos y otros animales presentes en la biosfera. Sin esa dialéctica conexión aire-vida, no hubiese sido posible la evolución que condujo a la aparición de los primeros representantes del género Homo -hace apenas unos 2 ò 3 millones de años-, y que este haya sobrevivido, a pesar de la extinción de algunas de sus primeras especies (como por ejemplo el Homo neanderthalensis europeo, extinguido hace casi 30 mil años) (4).
Si nos proponemos el reto de una salud integral (RSI), dentro del espíritu del naturismo ecológico, debemos proponernos la conservación del aire puro, evitando y enfrentando las diversas formas de contaminación que -con el industrialismo desmedido y el vacuo artificialismo-, cada día se incrementan. Y no se trata sólo de apoyar a todas aquellas ONG y organismos multilaterales que desarrollan programas por la calidad del aire y contra la contaminación atmosférica, sino de ejercer una permanente prédica y vigilancia en nuestros círculos de influencia y en la dinámica personal del día a día. Afortunadamente, el mundo cuenta en los actuales momentos, con las herramientas necesarias para diagnosticar en toda su magnitud la dimensión del problema. Una de esas importantes herramientas la desarrolló un Grupo de Trabajo de Expertos de la OMS, en diciembre de 1997,  y son las Guías para la Calidad del Aire. En dicho documento la OMS analiza y se refiere a la contaminación del aire como un importante problema de salud pública y ambiental que afecta a países desarrollados y en desarrollo de todo el mundo. Allí mismo se denuncia que la emisión a la atmósfera de grandes cantidades de partículas y gases potencialmente nocivos, no sólo afecta la salud humana en este momento. También daña, en el largo plazo, los recursos necesarios para el desarrollo sostenible del planeta.  La OMS señala que existen “tres grandes fuentes de contaminación del aire provenientes de actividades humanas: fuentes estacionarias, móviles y de interiores. En los países en desarrollo, la contaminación del aire en interiores... puede ser un problema grave”. La OMS también alude, en ese diagnóstico, que aproximadamente “1,9 millones de personas mueren cada año debido a la exposición a concentraciones altas de partículas suspendidas en ambientes interiores de áreas rurales, mientras que la mortalidad en exceso por la exposición a partículas suspendidas y dióxido de azufre en exteriores llega a 500.000 personas anualmente” (5).
Para no extendernos en consideraciones sobre la importancia de la calidad del aire que respiramos y las estrategias que se proponen para lograrla, invitamos a quienes estén interesados en profundizar sobre el tema a que accedan a la página de la OMS y conozcan detalles del antes mencionado documento.
Vamos a cerrar este breve artículo sobre el elemento aire, insistiendo en que la consciencia que se tenga sobre el papel del aire en la salud integral y la vida toda, debe expresarse en acciones cotidianas que no sólo preserven su calidad, sino que también nos doten de recursos y habilidades para su mejor empleo como fuente de oxígeno. Algunas de esas técnicas y destrezas serán abordadas en futuras entradas de este blog, pero en estos momentos queremos puntualizar que, en la media de lo posible, debemos hacer de la respiración una actividad fisiológica lo más consciente y efectiva que podamos. Y no se trata de pensar cada vez que vayamos a hacer una inspiración aportadora de O2 y la subsiguiente expiración con el CO2 y demás desechos que extraemos de los alvéolos pulmonares. Se trata de tener el entrenamiento necesario para saber cómo hacer ese proceso lo más eficiente y eficazmente posible, de tal forma que se convierta en un hábito cotidiano, que se ponga en práctica conscientemente, pero sin necesidad de estar pensando en él. No se trata de pensarlo cada vez que hacemos cada una de las 14-15 mil respiraciones aproximadas de un día durante la vigilia (se hace el cálculo sobre la base de unas 12-15 respiraciones por minuto de un adulto, que daría un total diario de 21600 y le restamos 1/3, unas 7200 durante el sueño en la noche; obviamente, es una aproximación muy gruesa, sólo para dar una idea del asunto). Se trata de hacer, cada vez que podamos o nos acordemos, respiraciones profundas, diafragmáticas, que desalojen el aire viciado que tiende a acumularse en el lóbulo inferior de cada pulmón. Con eso sería medianamente suficiente para cumplir la tarea pero, repetimos, lo de las técnicas respiratorias lo abordaremos con más detalles en próximas entregas.

A manera de referencia anecdótica y como pregunta final, para reforzar la consciencia sobre la importancia del elemento aire, en el día a día de cualquier miembro de nuestra especie, recordemos lo siguiente: el delfín es  uno de esos mamíferos marinos que no pueden usar el O2 disuelto en las aguas, como si lo hacen los peces. Este simpático mamífero obtiene su O2 cada 8-10 minutos, en promedio, cuando sube a la superficie para respirar, algo impensable para un Homo sapiens y la gran mayoría del resto de los mamíferos terrestres. Mientras que en ese lapso de 10 minutos los delfines toman una sola inspiración del aire atmosférico, los humanos tenemos que hacer alrededor de 150-200 inspiraciones para llevar O2 a  nuestros pulmones (si aludiéramos a la ballena azul la cantidad de respiraciones se incrementaría, porque este otro mamífero marino puede  aguantar, en promedio, hasta 50 minutos debajo del agua). ¿No es esa altísima cantidad de veces diarias que usamos nuestro sistema respiratorio, razón suficiente para tener la mejor consciencia y técnica  posible sobre esa macrofunción fisiológica de tanta trascendencia en nuestra vida?
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(1) Anaxímenes - Wikipedia, la enciclopedia libre https://es.wikipedia.org/wiki/Anaxímenes. Anaxímenes de Mileto (en griego: Ἀναξιμένης) fue…
(2) Empédocles - Wikipedia, la enciclopedia libre.  https://es.wikipedia.org/wiki/Empédocles. Empédocles de Agrigento, en griego Ἐμπεδοκλή
(3)5 Elementos – Yoga Dinámico. www.yogadinamico.com/metodo-yoga-dinamico/5-elementos.Aire representa le nivel gaseoso de la existencia, donde energías distintas entran en ... Es la espiral de espiritualización, que es curso de la práctica de yoga
(4) Historia de la Tierra - Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_Tierra.
(5) Guías para la calidad del aire - BVSDE - Ops-oms.org. www.bvsde.ops-oms.org/bvsci/fulltext/guiasaire.pdf. Este documento de la OMS, Guías para la Calidad del Aire, es el resultado de la reunión ...


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