miércoles, 28 de febrero de 2018


FORMACIÓN, CAMBIO Y CONSOLIDACIÓN DE 
HáBiTos DE SALUD (2/4)
            Como todos (o casi todos) los otros tipos de hábitos (hbt), los de salud están sujetos a procesos de formación, cambio o de consolidación, para el caso de aquellos que permanecen en el tiempo. En todos esos casos, cuando la dinámica se hace  rutinaria y  automática, es cuando podemos hablar de verdaderos hábitos.
            En la formación de un hábito -como sucede con muchas conductas humanas-, influyen una gran diversidad de factores que varían con el tiempo y la edad, pero siempre estarán marcados, en uno u otro grado, por el ADN socio-cultural y la personalidad de cada individuo. Y como en casi todas las demás conductas y comportamientos, durante la infancia, adolescencia y juventud, es clave la influencia familiar y del entorno más inmediato (escuela, ambiente socio-cultural, etc). Con el tiempo, ese respaldo familiar y del ADN originario, suelen disminuir y empieza a tener más peso la personalidad y el carácter particular de cada quien. Sin embargo, en muchos casos, aquella influencia inicial sigue marcando pautas y comportamientos decisivos en la formación y cambio en los hbt de salud. Ese variable y complejo proceso de formación y cambio de los hábitos de salud y vida es el que trataremos de resumir en los dos subtitulados que siguen a continuación, como introducción a los cinco hábitos concretos que trataremos en la tercera entrega de esta serie, y la referencia a los siete macrohábitos de la cuarta y última edición de la serie.
FORMACION DE LOS HBT DE SALUD. Ya dijimos que durante la infancia y adolescencia solemos hacer lo que nos dictan las pautas del entorno familiar/social más cercano. A partir de la juventud y, sobre todo, cuando se levanta el vuelo (o se da el destete, como también suele decirse), tenemos la opción de seguir comiendo lo que antes comíamos, hacer o no ejercicios, y cualquier otra conducta de las muchas que conforman los hbt de salud. Dependerá de lo que somos, sabemos, podemos y, sobre todo, queremos, la forma como terminen estableciéndose esos hbt de buena parte de la tercera y definitoria década de vida, aunque en algunos caso ésta etapa se prolongue hasta la cuarta década o más.
            Entre la tercera y la cuarta década de vida, suelen concretarse los procesos relacionados con la profesión u oficio, establecimiento de familia propia, pareja, hijos, etc que marcarán su huella en los hbt de salud que se pudieron tener en la etapa anterior, cuando se estaba sólo/a o aún en el núcleo familiar originario. Y cuando se habla de pareja e hijos estamos en el escenario que ya vimos en la penúltima entrada “NEC y salud integral como filosofías de vida y el espíritu de equipo” (publicada el 21.02.18). Aquí la situación se vuelve un tanto más compleja porque se trata de compartir la cotidianidad, en primer lugar, con una pareja que también trae sus propios hbt y luego con unos hijos que empiezan a reclamar sus propios espacios. En ese contexto es vital el manejo que se tenga de la dinámica y el espíritu de equipo, pero siempre será posible llegar a algún tipo de equilibrios, en los casos en que dicho grupo familiar se mantenga a lo largo del tiempo. Sabemos de personas que conservan, por ejemplo, el hbt de la ingesta vegetariana que tenían antes de casarse, aún con un grupo familiar que consume mayoritariamente proteínas animales. Cuando no hay un acuerdo y coincidencia de ambos cónyuges, es más difícil mantener en forma individual ese tipo de hbt, pero eso no significa que sea imposible.
            En cualquier caso, para que se forme o se mantenga y consolide un determinado hbt de salud, aparte del influyente familiar que se trae desde la infancia/adolescencia, es vital la voluntad y decisión por parte del adulto, ahora insertado en sus nuevas circunstancias. Sobre todo, para el caso de aquellos hbt de salud que implican sólo una exigencia más personal, individual, como pudiera ser, por ejemplo, la ingesta diaria de suficiente agua, el hacer ejercicios regularmente, etc. En el caso de aquellos hbt inmersos en una dinámica más colectiva, del grupo familiar, como pudiera ser el tipo de ingesta alimentaria, como ya hemos dicho, el espíritu de equipo del núcleo familiar es fundamental de acuerdo de la pareja. En cualquiera de los dos casos, el establecimiento y consolidación del hbt respectivo, siempre obedecerá, en uno u otro grado, a la dinámica  que ya vimos en la publicación anterior “Hábitos y salud integral: una dupla necesaria (1/3)”: un saber, un poder y un querer (Covey) o el bucle/ciclo del Recordatorio, Rutina y Recompensa (Duhigg).

CAMBIO Y SURGIMIENTO DE NUEVOS HBT DE SALUD. Para que desaparezca o se cambie un hbt de salud y surja otro en su lugar pueden influir múltiples factores, pero el fundamental es la voluntad o decisión de cambio de la persona. Previo a ello, pudiera decirse que lo decisivo es la consciencia o motivación para el cambio. Sin ese requerimiento lo normal es que la persona continúe con su(s) hábito(s) anterior(es). Lo otro es que si se opta por un cambio, éste puede ser repentino o de forma progresiva, dependiendo de la diversidad de motivaciones y circunstancias en las que se genera la transformación. Como quiera que la revisión de esa multiplicidad de factores, excede las posibilidades de análisis en estos breves párrafos, vamos en cambio a resumirlo en  cinco pasos claves que simplifican lo que implicaría un cambio de hbt de salud (figura 4): 1) Consciencia o motivación para el cambio y definición de un nuevo objetivo-hábito; 2) Visualizarlo, soñar con su logro; 3) Diseñar un Plan, unos pasos de cómo lograrlo y ponerlos en práctica; 4) Anda a tu ritmo, pero con perseverancia y disfrute; y 5) Hazlo rutina, celebra los avances y recompénsate.

            Lograr un cambio de hbt y consolidarlo a lo largo del tiempo no siempre será una tarea fácil (el caso de aquellos hbt comprobadamente dañinos para la salud, como fumar o el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, son un buen ejemplo ilustrativo de esas dificultades), pero ello no implica que sea imposible su logro. Sobre todo cuando hay un “querer” y un convencimiento irrebatible, que no se detiene ante obstáculos ni busca excusas.

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