miércoles, 21 de febrero de 2018

NEC Y SALUD INTEGRAL COMO FILOSOFÍAS DE VIDA 
Y EL ESPÍRITU DE EQUIPO
            La relación entre el Naturismo Ecológico (NEC) y la Salud Integral (SIN), tal como la concebimos desde este blog, no puede ser asumida desde otra óptica sino como “filosofía de vida”, como convicción práctica del día a día.
            Sabemos que la coherencia en forma permanente entre pensamiento y acción, nunca será una tarea fácil ni en éste ni en otros ámbitos de vida en las sociedades humanas. Pero el reto se puede plantear y alcanzar en algún grado, si hay pleno convencimiento  y si confluyen el resto de las coordenadas y circunstancias que abonan esa meta. Una de esas coordenadas son los 5 principios en los que se sustenta el NEC. De dos de ellos (la Integridad Sistémica y las Triadas Vitales), ya hemos comentado en anteriores entradas del blog. En esta oportunidad vamos a referirnos al quinto principio/requisito:  la programación espacio-temporal y espíritu de equipo. Más concretamente, vamos a detenernos en el tema del espíritu de equipo que debe permear y transversalizar  el reto de la salud integral. No es temerario afirmar que, sin ese requisito, difícilmente dicho reto podría concretarse.
            Cuando hablamos de “espíritu de equipo” lo hacemos, tanto desde el punto de vista antropológico más lejano –somos lo que hemos llegado a ser como especie, en buena parte, por la forma superior como las manadas  Homo sapiens originarias asumieron la vida y el trabajo en equipo-, como en las exigencias de la moderna cotidianidad. Y aquí identificamos “equipo”, desde lo más elemental, como pudiera ser la pareja que, un buen día se conoce y enamora y que, al cabo de varias décadas logra construir el modelo de familia –grupo o equipo familiar-, como las que existen en la mayoría de las etnias del Planeta. También se puede extrapolar hacia los más sofisticados equipos que logran conformar desde las individualidades excepcionales, hasta las más complejas corporaciones, gobiernos, etc  para los más diversos objetivos. Desde la conocida docena de apóstoles que se agrupó en torno al pescador/carpintero de Galilea y que, a su muerte, difundió y le dio cuerpo a sus enseñanzas en buena parte del Occidente conocido, hasta el equipo de contrainteligencia que logró infiltrar a la cúpula de las FARC, y rescatar -sanos y salvos-, a Ingrid Betancourt y el resto de secuestrados que con ella fueron liberados. Ya ni se diga, el Barcelona de Messi, el Real Madrid de Cristiano o la VinoTintoSub-20 de Dudamel. Todos ellos son  ejemplos de equipos y líderes excepcionales que logran grandes metas en sus respectivos ámbitos. Sin embargo, junto a éstos, hay muchísimos otros equipos de otras dimensiones, escalas y exigencias que, sin mucha estridencia,  también cumplen en forma exitosa con los objetivos sublimes o modestos para los que fueron creados.
            Ese último tipo de equipo  es en el que más  pensamos, cuando lo incluimos como quinto principio del NEC y como requisito importante para cumplir el reto de la SIN. Empezando por el equipo-base a nivel del núcleo familiar primario y extendiéndolo a todas aquellas otras instancias de la dinámica personal hacia donde sea posible. Difícilmente se podría asumir el reto de la SI y convertir la práctica del NEC como una filosofía de vida, si de ello no participa, al menos la/el cónyuge junto con el/la que se constituye el núcleo o equipo familiar primario. No es que sea imposible, pero sin duda será mucho más difícil hacerlo como una decisión aislada e individual. Ya ni se diga cuando se actúa al margen o se tiene en contra el resto del grupo familiar.

            En resumen, para que la práctica del NEC y el reto de la SIN se experimenten como una filosofía de vida, es fundamental que el espíritu de equipo esté presente entre los que se propongan dicho reto. Cada uno a su ritmo y manera, pero todos identificados en la visión y el norte fundamental. Y cuando pensamos en uno de los testimonios de vida más cercanos, sobre esa manera de entender el naturismo y la salud integral, siempre se nos viene a la mente el recuerdo del maestro, pintor/indigenista, Alfredo Almeida y de Manuela, junto al resto de su grupo familiar. Fueron décadas dedicadas a la práctica y 
prédica del naturismo/indigenismo que dejaron honda huella no sólo en las numerosas comunidades indígenas venezolanas, sino en el corazón de todos aquellos que tuvimos el privilegio de estar en contacto con esas prácticas y filosofía de vida.

En homenaje al legado y al equipo que construyeron  Alfredo Almeida, Manuela y su grupo familiar, en torno a sus particulares maneras de entender y practicar el naturismo como filosofía de vida, publicamos, con nostálgico orgullo, esta nueva edición de naturismoysaludintegral

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